Incontinencia en la Mujer

Incontinencia en la Mujer

Como ya sabemos, la incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga o la pérdida de orina, generada por el debilitamiento de los músculos de la vejiga. ¿Pero sabías que afecta al doble de mujeres que hombres?

Esto se debe a que las mujeres atravesamos instancias específicas con nuestro cuerpo, como el embarazo, el parto y la menopausia, que pueden afectar las vías urinarias y los músculos que las rodean. El esfuerzo y la presión extra sobre la vejiga y la uretra puede causar incontinencia urinaria o pérdidas. Además, nuestra uretra es más corta que la del hombre, por lo que es más probable que cualquier debilitamiento o daño en ella provoquen incontinencia urinaria.

Embarazo

Durante el embarazo no sólo es habitual que tengamos que ir con más frecuencia al baño, también algunas sufrimos pequeños “escapes”. La incontinencia de orina durante el embarazo es más habitual durante el tercer trimestre. Esto es lógico, ya que es en la recta final del embarazo cuando el útero y el feto han crecido considerablemente y ejercen más presión sobre la vejiga. La incontinencia suele producirse sólo en determinados momentos: cuando reímos, tosemos o estornudamos. Es decir, normalmente perdemos orina cuando hacemos algún esfuerzo; también puede ser mientras realizamos los ejercicios de preparación al parto o mientras caminamos a buen ritmo.

Parto

Al final del embarazo podemos controlar las pérdidas si sospechamos que no son de orina. El olor nos puede dar una pista bastante segura. Existe la posibilidad de que los escapes sean de líquido amniótico. En este caso debemos acudir de inmediato con el profesional de la salud, porque las pérdidas de líquido amniótico suponen que el bebé está en peligro, ya que ha habido rotura en la bolsa amniótica. El saco amniótico es la estructura membranosa que ha de ser hermética, llena de líquido, para proteger y envolver al feto y al cordón umbilical. La supervivencia y el bienestar del feto dependen en gran medida de que la bolsa esté intacta y no se pierda líquido. Al final del embarazo puede darse la rotura de bolsa ("romper aguas"), lo cual indica que el parto ha comenzado. Pero una rotura prematura implica riesgos. El líquido amniótico se distingue del flujo vaginal porque este es filamentoso; y de la orina, porque no presenta ese olor tan característico.

Post parto

Después del parto podemos generar un debilitamiento permanente en los músculos de la vejiga, que nos provocaría incontinencia urinaria, sobre todo a partir de los 30 años.

Menopausia

La menopausia es una etapa llena de cambios en la vida de toda mujer. Uno de ellos es la dificultad para controlar la vejiga. La incontinencia urinaria a esta edad puede resultar embarazoso y ser un obstáculo para el trabajo, la vida social y las relaciones sexuales.

Este problema se puede revertir, tratar o, al menos, gestionar mejor. Lo que debemos evitar es ignorarlo. Lo primero que debemos tener claro son sus signos y síntomas: pérdidas de orina al toser, estornudar o practicar ejercicio, dificultad para llegar a tiempo al baño, despertar más de dos veces por la noche para orinar, frecuentes infecciones del tracto urinario. Todo lo anterior se debe a que en esta etapa los músculos del suelo pélvico se debilitan, existe un descendimiento de los órganos contra el suelo pélvico (también llamado prolapso), se cuenta con menor elasticidad de la vejiga, se reduce la producción de estrógenos (que ayudan a mantener fuertes y en buen estado los tejidos que rodean a la vejiga) y por aumento de peso (incontinencia por presión).

En resumen, no debemos preocuparnos si sufrimos pérdidas leves de orina durante el embarazo, el parto o la menopausia, pues se pueden prevenir y controlar (siempre y cuando no ignoremos las señales). Además, existen soluciones que te harán sentir más cómoda y protegida.